Nacido en Sancti Spiritus, Cuba en 1977. La obra de James Bonachea se ha caracterizado por ser una constante invitación a resignificar tanto las creencias arraigadas en el imaginario cultural, como los objetos de uso cotidiano. Este ejercicio lo ha llevado a la intervención de espacios públicos y privados implicando tanto su propio cuerpo, como materiales orgánicos y otros elementos en escenarios y superficies, en apariencia contradictorios, dentro de las soluciones formales de los discursos visuales y pictóricos. Desde el performance hasta el dibujo, su curiosidad por la relectura del pasado remoto le ha hecho entablar diálogos entre la visión histórica y la actual condición de la realidad, dando como resultado formas discursivas que complementan un universo anacrónico de resignificaciones.