Ángel Ricardo Ricardo Ríos "El Jardín de Orfeo"

Ángel Ricardo R. Ríos

“La transgresión no es la negación de lo prohibido, sino que lo supera y lo completa” Georges Bataille, El erotismo

La exposición del artista cubano Ángel Ricardo Ricardo Ríos (Holguin, Cuba, 1965) hace elusivo el mandato que se le dio a Orfeo: en su regreso del infierno no había de mirar atrás si quería devolver a Eurídice nuevamente a la vida. Volvió la vista atrás y Eurídice se hundió de nuevo en el reino de las tinieblas. El jardín de Orfeo es la evocación del privilegio de su propia mirada, que atraída por el deseo de la provocación; desató con su acción el caos, la violencia y la destrucción en Eurídice. Esa pequeña duda destruyó por completo la voluntad de salir victorioso.

Las flores de Ricardo Ricardo son un vaivén que atraviesa el pasado y el presente como una propia tribulación que los riesgos de la imaginación provocan en el artista, las flores se convierten en dudas que bailan entre la fugacidad. El tiempo como deconstructor de la razón a través de una estética cargada de erotismo, vulnerabilidad y transgresión.

La idea de una flor que se va a marchitar y la capacidad de Ricardo Ríos por capturar esa idea de la belleza sin frugalidad, representa el instante antes del caos. Y es que, vista en conjunto, el desarrollo de cada una de las obras de El jardín de Orfeo, nos evoca a una emoción ante la voluptuosidad estética.

Parece que en cada pincelada, existe un avance lineal o cronológico que la integración total de los paisajes de Ricardo nos refieren a un solo paisaje, es así como el artista traza un rompecabezas a partir del tiempo y el espacio para extender en las flores, la perpetuidad y la resurrección de lo que parece imposible: detener en instantes el presente.

Es el tiempo mirándonos, es también el sentido erótico e incluso violento de las flores. Desbordamiento, exceso, desviación y disgregación a través de su obra. Son placeres prohibidos que Ángel Ricardo ha logrado reconocer en el abismo de la creación, un tiempo que se abre de arriba para abajo, en espiral y letras mayúsculas y que nos lleva a un instante privilegiado en el realismo poético del artista cubano.

Para Ángel Ricardo Ricardo Ríos, el arte ha sido, por antonomasia un instrumento de exploración y conocimiento, una forma de lograr a través de esta exposición, una radiografía de su propia realidad circundante, un eficiente método a través del cual el artista ha podido conocerse así mismo y a partir de ese punto de partida conocer oscuramente el mundo que le rodea, la obra de Ricardo es un vínculo para habitar territorios deshabitados. Es la relación entre el propio artista y su realidad.

Y es que la relación de Ricardo con la historia tiene el sentido de una paulatina conciencia de su propia libertad: su obra es una búsqueda, un proverbio que él ha sabido atisbar, para regalarnos con la luz y el color el perpetuo nacimiento de la belleza a través del pasado y el futuro, son esas flores que una vez que las vemos, nos habitan bajo la forma de un propio tiempo que se acomoda justo allí, al salto que no nos atrevemos a dar.

La exposición que la Galería secreta presenta: El jardín de Orfeo, se debate entre la tierra y el cosmos y nos muestra un apolíneo ejercicio de la libertad y la autonomía del artista frente a un universo que inexorablemente lo ha perpetuado como creador, a fomentar en el espectador -conscientemente o no- el asombro y la disfunción del erotismo visual.

Bienvenidos al exceso de libertad que la obra de Ricardo detiene en el tiempo.

Saúl Reyna.

Sede: Galería Secreta

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