Gabriel Ramírez “Nada es mudo en la tierra”

Gabriel Ramírez

En la década de los cincuenta en la Ciudad de México, un grupo de jóvenes artistas generó un estruendo que disolvió la ruta única impuesta por el muralismo y la escuela mexicana de pintura. Un torbellino de voces autónomas que abrió paso a una liberación ideológica sobre las distintas maneras de cuestionar, entender y desarrollar el arte en nuestro país. Por primera vez, despojadas de su función didáctica y representativa, las manifestaciones artísticas pudieron dispararse hacia distintos caminos como seres independientes, plantearse nuevas preguntas, encontrar otros puntos de conexión y explorar los mundos interiores de los propios artistas en completa libertad. Gabriel Ramírez Aznar (1938), formó parte de ese fenómeno polifónico que a finales de los sesenta conformó el Salón Independiente y más tarde conoceríamos como la generación de La Ruptura.

“Nada es mudo en la tierra” da cuenta de la relación íntima del pintor con el mundo que lo rodea, de las sutilezas y poéticas que emanan de la obra de un artista que se ha nutrido de la pulsión vital que habita en la pintura misma, pero también de los demás satélites que orbitan la mente del autor y que han crecido a la par de su práctica pictórica, articulando una narrativa no lineal: Su relación con la escritura y los proyectos editoriales, la pasión por el cine y las filmografías, incluso su vínculo con las galerías y artistas en distintos momentos de su vida, se convierten en factores que han permeado en la mirada de Gabriel Ramírez y en su vasta obra, afianzando su capacidad de entender y abordar la pintura como un ser vivo, en constante mutación. La presente exposición propone un recorrido por los momentos y capítulos de la vida pictórica del maestro Gabriel. Una celebración de 64 años del ejercicio de esa libertad: la libertad de observar, resignificar y transformar la realidad que nos devuelve como un director de cine a través de sus cuadros-pantalla; de crear un universo propio que se construye a cada pincelada, en donde cada pintura se convierte simultáneamente en contenedora del todo, o bien, en parte de un plano secuencia infinito compuesto por presencias que se vuelven letra, ritmo, sonido, silencios, lenguaje.

Así, la pintura de Gabriel se convierte en un viaje sonoro que comienza atravesando los espesos jardines plenos de creaturas, mujeres y animales expresionistas de los años sesenta inspirados por el grupo CoBrA, por las geométricas y musicales abstracciones de los setenta, las dinámicas explosiones centrífugas de los ochenta y las afiladas astillas que conforman las figuraciones fragmentarias de los noventa; culminando con las creaciones más recientes del 2023, en donde aquellas presencias latentes vuelven a resurgir a la superficie para ser observadas - ¿o para observarnos? - ahora, en esta muestra que pretende convertirse en un homenaje en casa, en su tierra natal. La misma tierra que en 1975 lo reclamó de vuelta y desde entonces le narra al oído historias que no cesan de escribirse; que le sigue murmurando, cuadro a cuadro, sus secretos.

Curaduría por: Samia Farah. Museografía y registro fotográfico por: Omar Said Charruf. Sede: Galería Secreta (28 de septiembre 2023)

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